sábado, 16 de febrero de 2013

El baile de la muerte, 13 años de impunidad



“Estamos en El Salado ¡no joda! Salgan, partida de guerrilleros, que todo el mundo se muere hoy” dice uno de los sobrevivientes que fue lo primero que gritó uno de los 450 paramilitares del bloque Héroes de los Montes de María de las AUC, que en ese aciago febrero de 2000 perpetrarían la masacre de 93* campesinos y campesinas.

La Comisión Colombiana de Juristas, una ONG con estatus consultivo ante la ONU, responsabiliza al Estado colombiano por dicha matanza: “tanto por acción como por omisión”, porque presumiblemente, un helicóptero del Ejército y 25 Infantes de Marina habrían apoyado la “operación para-militar”.


Los pobladores de El Salado conmemoraron en 2010 el décimo aniversario de la masacre en la que murieron familiares, amigos y vecinos, el crímen aun sigue en la impunidad.
Foto: tomada de Alma Magazine.

No obstante, 13 años después, el Estado colombiano no quiere admitir su culpa en los hechos, a pesar de pruebas y declaraciones aportadas por cientos de sobrevivientes y paramilitares desmovilizados, como Juancho Dique, comandante de la operación asesina, quien ante Justicia y Paz dijo que la masacre contó con la aprobación y el respaldo de políticos, empresarios y militares de la región.


Uber Enrique Banquez Martínez, alias Juancho Dique (foto), está condenado
a 22 años de prisión por el homicidio agravado de 6 campesinos en los
corregimientos de Puerto Badel (Arjona) y Matunilla.
Foto: tomada de El Universal.

Pero ese grotesco baile de la muerte que los paramilitares amenizaron con música y licor entre los días 16 y 21 de febrero de 2000, no solo se realizó en el corregimiento de El Salado, distante a penas 18 kilómetros de El Carmen de Bolívar, sino que la orgía de sangre se extendió a las veredas La Sierra y El Balguero y; a los corregimientos de Canutal, Canutalito, Bajo Grande, El Cielito, Pativaca y Flor del Monte del municipio de Ovejas, Sucre, en una extensa y rica región de los Montes de María.

Lo paradójico de todo es ¿por qué no hubo una respuesta de parte de los militares de la Primera Brigada de Infantería de Marina, Brim1, de la Fuerza Naval de Colombia, con jurisdicción en la zona, si ya habían recibido información de habitantes que habían logrado huir el primer día de iniciarse el horror?

La imagen muestra en el mapa la distancia que hay entre la
Primera Base de la Infantería de Marina, ubicada en Corozal,
Sucre y El Carmen de Bolívar, Bolívar.
¿Por qué razón llegaron solo seis día después a El Salado, si la base está en Corozal, Sucre, a escasos 46,58 kilómetros en línea recta de El Carmén de Bolívar, donde fácilmente en helicóptero hubiesen llegado en cuestión de minutos?

Bueno, supongamos que en el momento no disponían de un helicóptero, entonces ¿por qué no se movilizaron inmediatamente en camiones, si por carretera están a 603 kilómetros y el tiempo estimado de viaje es de 1 hora con 15 minutos?

“Los enfrentamientos eran entre paramilitares y guerrilleros” fue la infame excusa que esgrimieron los altos mandos militares.

Mientras la Infantería de Marina hacía nada, en El Salado, poblado donde se contabilizaron 66 víctimas y donde los paramilitares realizaron vejámenes inhumanos como obligar a los pobladores a presenciar en la cancha y frente a la iglesia, el horrible espectáculo de ver morir asesinados a familiares, amigos y vecinos.

Mapa de la zona de influencia de la Fuerza Naval del Caribe de la Armada Nacional, base que tiene  14.841 kilómetros cuadrados de jurisdicción terrestre en 42 municipios (entre ellos El Salado) en los departamentos de Bolívar, Sucre, Córdoba, y San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Foto. tomada de la Armada Nacional.
Para seleccionar a las víctimas, además del señalamiento de supuestos desertores guerrilleros, los paramilitares hicieron rifas o “sorteos” de la muerte; también “desmembraron personas, empalaron a una mujer y estrangularon a otra”**, solo por la sospecha de ser las novias de insurgentes.

También asesinaron a niñas y niños, ancianos, madres comunitarias, enfermos mentales y profesores y profesoras de la escuela. Todo al son de música y licor.

El mensaje era claro, los 4 mil habitantes que quedaban en El Salado se tenían que ir inmediatamente si querían salvar sus vidas porque esas tierras que por años cultivaron y habitaron ya no les pertenecía.

Imágenes de los cadáveres de la masacre de El Salado,
perpetrada por paramilitares del bloque Héroes de los
Montes de María de las AUC.
Foto: tomada de Reuters.
Desde los años 80`s los Montes de María había sido la zona de operación de los frentes 35 y 37 de las Farc, sin embargo, desde mediados de los 90`s, con la llegada de los paramilitares, los enfrentamientos por el territorio no se hicieron esperar. Entre el fuego cruzado quedaron los campesinos inermes.

La primera masacre perpetrada en El Salado atribuida a los grupos paramilitares ocurrió en 1997, cuando asesinaron a cinco personas, entre ellas a una maestra; entonces los aproximadamente 7 mil habitantes huyeron aterrorizados.

Tres meses después empezó el retorno masivo, pero escasamente volvieron a sus predios 4 mil personas.

En diciembre de 1999 desde un misterioso helicóptero cayeron sobre el poblado cientos de planfletos amenazantes en los que se leía: “Cománse las gallinas y los carneros y gocen todo lo que puedan este año porque no van a disfrutar más”.

Meses antes, 400 reses propiedad de Enilse López, La Gata, habían sido hurtados por la guerrilla y transportado por El Salado, por lo que se presume que la toma paramilitar de febrero de 2000 se hizo como retaliación.
Contra Enilse López, alias "la Gata" (foto) pesan dos condenas, una por nexos con los paramilitares del Bloque Héroes de los Montes de María, dictada en 2011 por un Juez de Bogotá, quien la sentenció a 9 años de prisión y la otra ordenada por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, quien le amplió la pena a 40 años por el asesinato del Amaury Fabián Ochoa Torres, un operador del peaje entre el Carmen de Bolívar (Bolívar) y Ovejas (Sucre).
Foto: tomada de la página web de la Fundación Arco Iris.

Lo cierto es que una estratégica, extensa y rica zona de los Montes de María fue despojada a sus humildes dueños y trece años después, los títulos de propiedad de 70 mil hectáreas (a 2009) aparecen misteriosamente a nombres de grandes inversionistas privados.

Lo peor de todo es que los sobrevivientes de la masacre no han sido reconocidas por el Estado colombiano como víctimas, por lo que sus plenos derechos constitucionales a la verdad, a la justicia y a la reparación integral aún no se hacen efectivos.

Peor aún, las víctimas han sido revictimizadas “mediante amenazas, hostigamientos, asesinatos, detenciones arbitrarias y otra serie de violaciones por parte de grupos paramilitares e integrantes de la fuerza pública, así como de guerrilleros”.


En septiembre de 2012, el Consejo de Estado dejó en firme la destitución e
inhabilidad para ocupar cargos públicos por 5 años contra Rodrígo Quiñónez
(foto) almirante de la Armada Nacional y comandante de la Brim1, al encontrarlo
responsable de omisión, por no ordenar a sus subalternos atacar a las AUC, cuando
perpetraron una masacre el 17 de enero de 2001, donde fueron asesinado 27
pobladores.
Foto: tomada de El Universal.
Son trece años de impunidad, de sufrimiento y zozobra para los campesinos y campesinas que fueron desarraigados de sus tierras por la violencia, la avaricia y el poder de militares, políticos y empresarios de la región.

Son trece años en el que las víctimas, noche tras noche, al cerrar sus ojos para tratar de dormir, reviven el horror que les tocó presenciar y sufren en el alma la herida de la impunidad con el que la justicia colombiana cubrió el crimen de sus familiares, amigos y vecinos.

NOTAS

* La cifra exacta de muertos en los hechos que se han denominado la Masacre de El Salado difiere en las diferentes entidades consultadas, unas cifras dicen que fueron 60, otras que fueron 66, otras que más de 100, para la Comisión Colombiana de Juristas las víctimas fueron 93. 

** En: "La masacre de El Salado: diez años después, las exigencias de verdad, justicia y reparación siguen vigentes"; Comisión Colombiana de Juristas; 18 de febrero de 2010. Para consultar el texto completo visite el sitio web: http://bit.ly/Us0n5J 


Si desea conultar mas informacion acerca de la mascre de El Salado, vea:

Documental: El Salado: el rostro de una masacre: http://bit.ly/W1I4ku

El Salado, especial Semana: http://bit.ly/XFCZxG

La masacre de El Salado, Revista Semana, 30 de agosto de 2008: http://bit.ly/15kQgTw

La masacre de El Salado: esa guerra no era nuestra: http://bit.ly/15kQf28






sábado, 9 de febrero de 2013

"En Colombia la libertad de prensa no es total": Miguel Ángel Rojas



Miguel Ángel Rojas Arias, periodista, escritor y director de La Crónica del Quindío, en entrevista a propósito de la celebración del día del periodista (que se celebra hoy 9 de febrero) reconoce que en Colombia sí existe censura de prensa, que hay periodistas “arrodillados" por la pauta publicitaria y que a La Crónica le hace falta más crónica.

Por: Adolfo Flórez Garzón

Miguel Ángel Rojas Arias.
Foto: cortesía La Crónica de Quindío.
A propósito del día del periodista, quise realizar una entrevista a un director de un medio de comunicación de circulación regional, en este caso del Quindío, para conocer su opinión acerca del oficio de periodista y de los retos y riesgos personales y profesionales que éste plantea.

Miguel Ángel me recibe en la oficina de la dirección de La Crónica del Quindío, donde a esa hora de la mañana y después del consejo de redacción que realiza cada día con el equipo periodístico del diario, se dedica a leer las ediciones electrónicas de diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales, los cuales sigue para estar bien informado.

Rojas Arias, de 53 años edad, es un periodista con 36 años de experiencia en la profesión y además es autor de una docena de libros de historia, periodismo y literatura. Desde julio de 2012 ocupa la dirección del diario de mayor circulación regional.

Sin muchos formalismos, debido a su atareada agenda de trabajo, vamos directamente al grano.

¿Cuál es el trabajo y la responsabilidad de un director de periódico?

En la dirección hay muchas actividades que tienen que ver directamente, en su gran mayoría con la actividad periodística y unas pocas con la parte de tipo administrativo, pero orientadas a mejorar la parte periodística. Lo primero que hacemos nosotros aquí es mirar con muchísimo criterio cuáles son las noticias que vamos a publicar, eso lo hacemos todas las mañanas en un consejo de redacción que se hace a las ocho de la mañana, donde empezamos mirando la edición anterior para ver qué errores cometimos, qué estuvo mal redactado, cómo pudieron ser mejor los titulares, dónde, por ejemplo, tratamos de decir algo y no lo dijimos, qué sucede a veces en algunas noticias que anuncia algo y finalmente no dijo nada; o sea que lo primero que hacemos es una revisión general de lo que se publicó en el día. En tanto en la dirección se empieza a pensar cuál va a ser la editorial del otro día y empezamos a hacer las consultas pertinentes a través de vía telefónica, casi todas, para conseguir la información que necesitamos.

¿Es el periodismo del Quindío, “sumiso, interesado y obsecuente para con los poderes económicos y políticos” como se pregunta José Nódier Solórzano en su columna de opinión ‘Jóvenes, pobres y pudorosos’, publicada en La Crónica del Quindío el pasado viernes 1 de febrero?

Yo creo que en gran parte tiene razón el columnista, porque es lógico, es evidente que muchísimos periodista están entregados al poder público y están arrodillados al poder público y se arrodillan precisamente por una pauta publicitaria, por eso pensamos que la libertad de prensa no solamente es dejarlo hacer a uno en libertad lo que quiera, simplemente es brindarle las posibilidades económicas para hacerlo con mucha libertad y sin tener una tenaza a toda hora subyugándolo, porque aquí hay una tenaza tenaz que tiene que ver con la compra de periodistas, es el tema de ofrecerles favores para que corresponda con el arrodillamiento a los intereses políticos y gubernamentales, eso sí sucede, lo que sí tengo absolutamente claro es que esto sucede entre los antiguos y viejos periodistas como en los periodista empíricos, usted no ve a un periodista egresado de la Universidad del Quindío (o si hay entre mil uno) que esté en esas lides, porque son periodista con una mayor responsabilidad ética, moral y social. Esos casos de los que hablaba José Nódier que me parece abundan en la región, porque muchos de los periodistas empíricos son unas personas que algún día, por alguna razón escribieron una nota para un periódico o una radio y se quedaron ahí y uno encuentra que muchos de esos periodistas antes fueron mensajeros, conductores, trabajaban de alguna manera en ese medio y resultaron siendo periodistas, es decir no tienen conocimientos, no tienen pundonor, no tienen ética, les falta trabajar más el tema de los principios y los valores y por eso son los periodista que fácilmente caen arrodillados ante cualquier político o poder económico que le ofrecen, pero creo que en ese caso y en esos temas no han caído, todavía, la gran mayoría de los periodista egresados de las universidades.

¿Hay crónica en La Crónica del Quindío?

Hay crónica pero no hay crónica de forma abundante, digamos que lo que hacemos de crónica lo hace el director, una o dos veces al mes, tenemos a dos o tres cronistas por fuera que nos mandan crónicas para el día domingo, pero tengo que decirlo: es mea culpa, hay poca crónica escrita en La Crónica del Quindío pero estamos tratando de hacerlo, es difícil, no es fácil porque el día a día aquí es pura noticia, por eso las pocas crónicas que se hacen desde el periódico las hace el director o el jefe de redacción, pero casi nunca los periodista porque no tienen el suficiente tiempo.

Actualmente hay temas neurálgicos para el departamento del Quindío, como por ejemplo la investigación que la Fiscalía le abrió al gerente del Hospital Universitario San Juan de Dios de Armenia por posibles irregularidades en la compra de equipos y contrataciones, también está el caso del Parque de La Vida, un bello lugar natural dentro de la ciudad que la gobernadora quiere ceder su administración a la Lotería del Quindío; el aeropuerto El Edén es otro tema prioritario para el departamento y la crisis que atraviesa los caficultores por la caída del precio de carga y los pocos beneficios que el Gobierno ejecuta para ayudarlos ¿qué papel debe desempeñar la prensa regional en la vigilancia y control de lo público en los anteriores temas?

Nosotros en todos esos temas y en muchos otros, como lo puede ver usted en el periódico de hoy (5 de febrero) que tenemos un tema bien interesante entorno a la forma como hubo un robo público a los usuarios del servicio de aseo, estamos siempre vigilantes, es decir, si hay un medio que vigila lo público y que trabaja en la defensa de lo público y lo colectivo es La Crónica del Quindío. Siempre lo hacemos y digamos que todas las investigaciones que hay en el tema del Hospital, las publicó La Crónica del Quindío, de hecho, la Fiscalía y la Procuraduría abrieron las investigaciones de tipo disciplinario y penal por las publicaciones hechas por La Crónica; también ha sucedido en muchísimos otros casos, nosotros somos un referente de las autoridades locales, de la Fiscalía, de la Procuraduría, de la Policía para abrir investigaciones a funcionarios corruptos y creo que en este momento aquí no hay un medio que esté publicando más este tipo de temas y que esté mostrándole a la gente la verdad y que esté escrudiñando e investigando para ver cómo se manejan los dineros públicos.

La pauta oficial que se destina a los medios de comunicación impone sobre estos una especie de autocensura, ¿qué cree usted que se debe hacer para no caer en este sucio juego que le impide a los lectores conocer la verdad?

Debido a que en varias ocasiones ha recibido amenazas
contra su vida, Miguel Ángel Rojas dice a la  mayoría de
sus fuentes las debe contactar vía telefónica.
Foto: cortesía La Crónica del Quindío.
Tener criterio. Nosotros tenemos pauta oficial en este periódico, aquí casi todas las instituciones del Estado pautan con el periódico, es decir, alcaldías, gobernación, institutos pautan en este periódico, pero eso no puede ser argumento para nosotros no publicar con absoluta y total libertad lo que está sucediendo al interior en esas instituciones. Eso lo dejamos muy claro, la junta directiva lo tiene muy claro, una cosa es la parte comercial: es un negocio, otra cosa es la parte periodística, aquí ningún jefe, ejecutivo, de organismo municipal o departamental o nacional puede venir a decirnos que si no le publicamos tal o cual noticia o si se la publicamos ellos nos dan o no nos dan pauta publicitaria; el director del periódico no tiene que ver nada con los avisos o las pautas publicitarias, eso es un tema de la administración y la gerencia, nosotros tenemos absoluta y total independencia, en una misma página puede haber una aviso de la alcaldía y en esa misma página nosotros publicamos una investigación en contra del mal uso de los dineros públicos en esa misma alcaldía. No nos callan. Infortunadamente eso sí sucede en el Quindío, ¿por qué? porque hay gente, sobre todos periodistas que tienen pequeños programas que subsisten solo de esa pauta oficial y con esa pauta oficial callan a periodistas, ése no es el caso de La Crónica del Quindío, repito nosotros tenemos completa y total independencia.

¿Considera usted que existe censura en Colombia?

Por supuesto. Y una gran censura está dada por la pauta publicitaria, es decir muchísimos periodistas no dicen lo que deben de decir en sus medios porque tienen una pauta publicitaria; existe otra que es la amenaza, muchos periodistas están atemorizados, están amenazados, digamos que unos directamente y otros no tanto, a quienes les da miedo decir algunas cosas porque ahí está la delincuencia común, las bacrim, el narcotráfico, la guerrilla, los paramilitares, pendientes de que se diga alguna cosa que no les convenga a ellos por lo que un periodista puede caer, infortunadamente, en esa redada de muerte que hay en el país, en un país donde hay tanta violencia, donde muchos de los problemas se solucionan matando al otro, por eso en este país la libertad de prensa no es total, donde estamos amenazados por las armas que tienen muchísimos actores, inclusive por poderes oficiales, que no permiten que uno diga lo que uno tiene para decir de la realidad social, porque hay temores de que lo maten y bueno donde han matado a tantos compañeros y a tantos colegas, entonces lo que hacemos es cuidarnos un poco, cuidar la vida y eso implica callarse algunas cosas que uno conoce y eso es censura de prensa.

Precisamente el más reciente informe sobre el ejercicio del periodismo ubica a Colombia como uno de los países donde es más peligroso ejercerlo debido a los altos índices de amenazas y asesinatos a periodistas y es en las regiones donde más se presenta este fenómeno, el más reciente caso registrado se presentó en el departamento de Córdoba, donde dos reportes de Al Día fueron amenazados de muerte por la banda criminal Los Urabeños, ¿para usted, cómo está el Quindío en esta materia?

Igual. En el Quindío en los últimos dos o tres años han llegado una serie de actores, sobre todo del narcotráfico y de las bacrim, sobre todo al norte del Valle pero con una gran incidencia en nuestro departamento. El Espectador publicó la semana pasada cuatro informes de la ruta de la inseguridad y de la criminalidad en el norte del Valle, empezando por Cartago, y en ese informe lo que uno ve, es que esto tiene una enorme relación con el departamento del Quindío, las muertes que suceden aquí día a día, que son cuatro, cinco, tres, dos, a veces hasta seis persona muertas en el día, están en un ochenta por ciento relacionados con el microtráfico y gran tráfico de drogas y en ese sentido eso ha creado muchísimo escozor para los periodistas, nosotros conocemos de fuentes oficiales y extraoficiales de muchas cosas, hechos de seguridad sobre todo que no nos atrevemos a contarlas todas porque puede resultar un peligro para la seguridad, entonces yo creo que en el Quindío como en todo el país los periodistas están en alto riesgo.

¿En algún momento de su carrera periodística ha recibido amenazas contra su vida por su trabajo?

Por supuesto. Yo tuve una época muy difícil en la década del noventa, sobre todo por la incursión que hicieron los grupos de narcotraficantes a la política, tuve amenazas e intentos de homicidio, alguna vez estuve en una lista de tres a quienes iban a matar paulatinamente, lograron matar a uno. En la primera década de este siglo veinte también he tenido problemas de seguridad, amenazas, un amigo mío que trabajábamos juntos en investigaciones para esclarecer algunos hechos del robo al erario, lo mataron junto a mí, el doctor Romel Hurtado. Ha habido muchos casos pero ahora estoy un poco más tranquilo porque tengo una medidas de seguridad por parte de organismos del Estado que me han ofrecido, inclusive en algún momento me ofrecieron sacarme del país, yo dije que no me iba de Colombia ni del Quindío, pero afortunadamente hoy por hoy, los organismos del Estado me ofrecen un protección diaria que me parece que es de alguna manera satisfactoria y evidentemente yo también he tomado unas medidas de seguridad grandísimas, a mi casi nadie me ve en la calle por la noche, a mí casi nadie me ve solo, soy una persona muy de la familia, trabajo mucho en la casa, los recorridos míos en la ciudad son muy pocos hoy en día y cuando lo hago, lo hago con personal de seguridad por lo que hoy por hoy estoy más tranquilo que en la época del noventa, donde no sólo recibí amenazas contra mi vida sino que sufrí atentados que afortunadamente fueron fallidos.

Periodistas que han sufrido el exilio como Hollman Morris y Daniel Coronell, dicen que es muy desesperante y agobiante vivir con esa incertidumbre y con esa zozobra de una amenaza de muerte que en algún momento se puede ejecutar, ¿cómo hizo usted para sobrellevar esas situaciones de amenaza, sin que digamos, le afectara en el desarrollo de su trabajo periodístico?

Bueno eso evidentemente sí me afectó muchísimo, inclusive en la época del noventa tuve que irme por tres meses de la ciudad, pero volví y seguí trabajando, también tuve en momento en el que me dediqué más a la cátedra académica y a investigar cosas de historia, son unos pequeños retiros que le dan a uno un poco de oxígeno en ese tema, pero la dificultad y la zozobra que se vive es enorme, es grande, sobre todo la de la familia, la familia está muy pendiente, muy preocupada, los padres, los hijos, la esposa, los hermanos, pero bueno estamos en este medio, es difícil pero hay que enfrentarlo, nosotros lo hemos enfrentado tomando todas las medidas de seguridad, yo como le digo hoy por hoy estoy más tranquilo, más sosegado, trabajamos con mucha puntualidad de los hechos, siempre tenemos unas fuentes responsables de los hechos, más que nosotros mismos, es decir, los responsables de los que dicen tratamos de que siempre sean las fuentes, cierto, que tomen responsabilidad las fuentes de los hechos que nosotros decimos, denunciamos, etc., más que los periodistas, o sea que con eso yo creo que ahí hay un amparo, si la fuente es la Procuraduría, la Fiscalía, la Policía o cualquier otro organismo, que sean ellos los responsables de lo que están diciendo, no nosotros.

Hace poco, la prensa y su credibilidad informativa se estremeció con el impasse que protagonizó El País de España y la publicación de una falsa foto de un Hugo Chávez intubado. Este error sin duda se debió por el afán noticioso (la chiva) por lo que tanto pelean los medios, ¿cómo tratar de evitar caer en estos errores que ponen en entredicho la credibilidad de un medio?

Miguel Ángel Rojas es uno de los periodistas quindianos
más destacados en el ámbito nacional, en reciente informe
de el portal web La Silla Vacía, fue catalogado como el
periodista con mayor credibilidad en el departamento.
Foto: cortesía Canal Telecafé.
Bueno eso es muy difícil, yo tengo que decir que si yo hubiera estado en el pellejo de El País seguramente hubiera caído en el mismo error, porque el mundo estaba expectante sobre la situación del presidente Chávez y le presentan la foto de un Chávez intubado, en una clínica, pues es muy atractiva periodísticamente y seguramente hubiera caído en la misma error; yo lo que creo es que sí hay que tomar unos filtros y unas medidas eficaces dentro de los periódicos para evitar caer en eso, nosotros aquí la tenemos, todos los días hacemos una discusión como a las cinco de la tarde, de qué hay y de cómo esa noticia que va a salir, qué va a pasar con ella, qué va a decir el público, qué va a decir los afectados, si está la versión de los afectados, si es completamente cierta, si no es cierta, es decir todo eso lo estudiamos, sobre todo con el editor, el jefe de redacción y el director del periódico para mirar que al otro día no tengamos que lamentar de hechos que dijimos y que no eran ciertos.

¿Para usted es determinante que la cantidad de dinero que se invierte para una investigación periodística se ve reflejada en la calidad e impacto mediático?

Yo creo que sí. Si hay buenos recursos económicos es evidente que la investigación puede resultar mucho mejor, si hay recursos del periódico, no de otras fuentes porque eso no sería ético, pero si hay buenos recursos del periódico, con buenos periodistas, con el dinero suficiente para uno poder movilizarse, trabajar, etc., las investigaciones resultan mucho mejor, pero yo digo que más allá del dinero, es la responsabilidad del periodista, es su ética, es su olfato para ver dónde está la noticia y los verdaderos hechos de investigación y la otra cosa que me parece muy importante, más allá del dinero, es el olfato, la credibilidad, el trabajo de investigación del periodista, también la redacción de la nota, es decir uno puede tener una muy buena nota, con una muy buena investigación, pero si no la redacta lo suficientemente bien, la nota se cae, es decir hay que tener recursos de investigador, digamos de sabueso, tener recursos estilísticos y literarios que permiten que la nota, en la que se hizo tanto esfuerzo en investigación, tenga una buena repercusión en el público porque salió bien redactada.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, principalmente la internet y las redes sociales tiene ahora un papel protagónico en el periodismo, ¿qué cree usted que se debe hacer para usar apropiadamente estas herramientas pero sin dejar a un lado el trabajo de campo y evitar caer en lo que se ha denominado el periodismo de escritorio?

Mire ese es un problema que yo aquí en los consejos de redacción recomiendo no creerle a lo que se publica en internet, si usted tiene algo que está en la internet, que no sea de un periódico, por favor empiece a verificarlo todo, porque en internet cualquiera puede entrar y decir lo que le dé la gana, entonces siempre recomiendo que hay que tener mucho cuidado con esos medios, que van a hacer muy importantes en el futuro, cuando, primero, haya una mayor reglamentación para acceder a publicar información segura y, segundo, cuando haya más responsabilidad de la gente en publicar cosas, porque el noventa por ciento de las cosas que nos llegan solamente un diez por ciento sirve, de resto son insultos y muchísima basura que la gente pone y que mucha gente se cree y esto es lo que le está haciendo mucho daño al público en general y en este tema tenemos mucho por explorar y hay muchas vías sobre lo que se publica en la redes, en ese sentido, el periódico y los medios tradicionales como la televisión y la radio, siguen teniendo muchísima mayor credibilidad y por esa credibilidad van a subsistir durante mucho tiempo más, a pesar de la democratización de la comunicación en la internet.

La Silla Vacía, uno de los portales web de investigación más respetados de Colombia, hace poco público una nota de los periodistas regionales que inquietaban, digamos, a los estamentos gubernamentales y usted fue referenciado por el Quindío en esa nota, ¿cómo llegar, mediante el trabajo, la ser un referente del periodismo dentro de una región o un país?

Yo creo que eso es un trabajo de años, este año estoy cumpliendo treinta y seis años en la comunicación, yo trabajo desde muy pelado y creo que ha sido un trabajo de muchísimos años en un mismo comportamiento, es decir ser muy juicios, ser muy ético, hacer mucha investigación, mejorar cada día en el tema de escribir y redactar, que ahí está la clave, si usted redacta muy bien y tiene buena información, la gente lo lee, aquí tenemos columnista que traen muy buena información pero la redacción es regular entonces la gente no los lee, o al contrario, hay gente que leen mucho y a pesar de que no traen muy buena información, la redacción y el estilo es muy bueno, entonces yo creo que es la combinación de las dos cosas y eso no se logra de la noche a la mañana. Son muchos años siendo uno como referente y es un camino que se ha ganado uno durante muchos años, yo creo que he ganado camino y llegado no a una meta pero si a un punto donde hay credibilidad, la gente cree lo que yo escribo y yo creo que ha sido un trabajo de todos los días en estos últimos treinta años, leyendo, madrugando, yendo a las fuentes, consultando a las fuentes, atendiendo a todo el mundo, diversificando fuentes, etc., hasta que uno llega a un estado en el que es referente en un medio tan importante como lo es La Silla Vacía.

Usted ha escrito varios libros, ¿de qué manera se sirvió del periodismo para lograrlos?

Yo creo que los libros que yo he escrito son todo muy periodísticos, desde el primero que escribí como en 1992 o 93, unos relatos de historia y todo ha sido muy periodístico; yo he hecho otros libros de historia y algunos de análisis político, pero realmente lo que me ha servido es el periodismo, porque en el periodismo usted se vuelve un buscador de cosas, un investigador, pero además un cuidador de la estética al momento de contar, entonces todo ello ha hecho que uno se vuelva muy práctico y permita escribir textos mucho más rápido y bien escritos que muchas otras personas, es la carrera periodística la que me ha ayudado a escribir libros. La práctica hace al maestro y la práctica del escritor está muy relacionado con la práctica periodística.

Para las elecciones de 2011, Miguel
Ángel fue candidato a la alcaldía de
Armenia por el Partido Verde, obtu-
vo 8.079 votos.
¿Por qué son importantes las columnas de opinión para un periódico?

Por ejemplo nosotros tenemos a 32 o 33 personas que están opinando sobre diferentes temas, porque los lectores no solo quieren ver noticias, sino que quieren ver a gente opinando sobre las noticias o sobre los hechos.  Nuestra página de opinión ha mejorado muchísimo, tiene muy buenos escritores, tiene gente de peso nacional y que yo creo que está siendo seguida no solo a nivel local, sino nacional e internacional, nosotros tenemos a mucha gente que nos escribe desde muchas partes del mundo sobre nuestra página de opinión y creo que es muy importante porque la gente tiene variedad, no solamente en las noticias sino en la opinión de la gente y a veces la opinión orienta mucho más que la noticia.

Finalmente ¿qué le aconsejaría usted a nosotros los jóvenes periodistas y a quienes están empezando para realizar mejor su trabajo y para sobresalir más en este medio tan competitivo?

Mire, el periodismo es una profesión, pero también es una pasión, digamos que cuando se está en ésta actividad uno se casa con ella, uno se casa con una mujer por pasión, por amor, yo he vivido mi vida en 18 horas que le dedico al trabajo y las otras seis a mi casa, a mi esposa, mis hijos ya están grandes y los mayores reclamos que yo recibo son de mi esposa porque mantengo mucho más en el trabajo, en esta pasión tan grande que es el periodismo, si usted descubre que no tiene pasión de esto, o sea de todos los días y seguir a pie juntillas la tres recomendaciones de Kapuscinski, primero, con esta profesión no vaya a creer que se va a volver rico, segundo, actualizarse todos los días y tercero, sacrificar un poco de su vida personal, porque el periodismo y la noticia no tienen un horario, entonces si usted quiere ser bueno tiene que sacrificarse y tiene que sentir pasión y amor y yo siempre he dicho que si hay una cosa extraordinaria en la vida es saber que todo los días uno descubre, cuando leo un libro descubro algo y en el periodismo se tiene que ser un lector consagrado, pero cuando hablo con alguien sobre un hecho informativo descubro algo, entonces es la pasión de descubrir todos los días algo y la pasión de contar bien contado ése algo que yo descubrí, si uno está relacionado con ese tema de la pasión sobre muchas cosas, puede hacer un buen periodismo, que le traiga a uno grandes satisfacciones y mucha lectura y mucho juicio y muchísima disciplina y muchísima pasión por lo que se hace.