sábado, 1 de febrero de 2014

MIRA Vs. Iglesia Católica

El MIRA, Movimiento Independiente de Revolución Absoluta, brazo político de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, captó la atención de la “gran” prensa colombiana gracias a un comentario discriminatorio de María Luisa Piraquive.


Desde el momento en que se conoció el vídeo en el que la máxima figura del MIRA dijo que las personas con algún tipo de discapacidad física no podían enseñar la palabra de Dios entre sus huestes, cayeron en el ojo del huracán mediático.

Entonces salió a luz pública un maremágnum de información donde, además de la justa denuncia del acto discriminatorio, se evidenciaba detalles de las millonarias propiedades que tienen la familia Piraquive en el extranjero y el enorme poder económico de la iglesia, entre otros pormenores no tan santos.

María Luisa, una antigua costurera, fundó en 1972, junto a su esposo, esta congregación que pasó de tener cinco adeptos y funcionar en una vieja casa, a tener millones de feligreses y a poseer 850 iglesias en 45 países, en lugares tan distantes como Japón, Suiza y China.

No obstante, cabe preguntarse: ¿si este caso se hubiese presentado en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, los medios le darían la misma resonancia que al caso MiRA? No lo creo.

Por eso, sería un poco sano hacer una comparación entre los crímenes cometidos por esta y los de la Iglesia Católica colombiana.

Obviemos la Inquisición, proyecto criminal que también se desarrolló en el país y, concentrémonos en los últimos 40 años, tiempo de historia del MIRA.

El MIRA discriminó a las personas con discapacidad física y sin duda eso estuvo muy mal; pero, ¿acaso la Iglesia Católica no discrimina también?

En los últimos 40 años la Iglesia ha segregado sistemáticamente a homosexuales, bisexuales y transexuales y a las mujeres por considerar, a unos enfermos y aberraciones de la naturaleza y, a las féminas, cuerpos sin alma, sin derecho a decidir por sí mismas, como en el caso de aborto.

¿Y de ello dice algo la gran prensa? Nada.

En cuanto a las millonarias sumas que ha captado el MIRA y sus señoriales propiedades, ¿acaso la Iglesia en Colombia no recibe millones, también vía diezmos? ¿Acaso no cuentan con lujosas posesiones y sus clérigos más destacados no cuentan con suntuosidades tan estrafalarias como coronas en oro?

La prensa también plantea la posibilidad del asesinato del esposo de María Luisa Piraquive, pues dicen que, ella se negó a que le practicaran la autopsia y que ello indicaría un eventual envenenamiento. Eso lo debe demostrar la justicia.

Ahora bien, recientemente se conoció el caso del párroco Óscar Albeiro Ortiz, quien según la Fiscalía, era cabecilla de un grupo paramilitar y quien ordenaba el asesinato, la tortura, desaparición y desplazamiento de pobladores de San Antonio del Prado, Antioquia. (http://bit.ly/1eglcer).

El religioso, quien era prófugo de la justicia desde 2010, ya había sido condenado a 19 años de prisión. No obstante y según un comunicado de monseñor Ricardo Tobón, Arzobispo de Medellín, Ortiz solo fue suspendido, “ad cautelam (por precaución), del ministerio sacerdotal”.

Pero hay más, como los execrables crímenes de pederastia de los sacerdotes William de Jesús Pérez, quien violó a tres niños en Cali y los de Luis Enrique Duque, párroco de San Antonio, Tolima, acusado de abusar sexualmente de 2 niños. (http://bit.ly/1ksXxHN).

Y ni para qué hacer mención de las alianzas entre la curia y el narcotráfico, ejemplo de ello fue la amistad entre el cura Rafael García Herreros, fundador del Minuto de Dios y el capo Pablo Escobar.

Y la lista sería interminable.

Sin embargo, ninguno de estos casos tuvo el minucioso seguimiento de la prensa. ¿Por qué? Lo ignoro. Lo que sí parece claro es que en el caso MIRA, todo obedece a una odiosa persecución política.

Y por supuesto que es sano que la podredumbre del MIRA salga a la luz pública, pero también deberían salir por igual los de la Iglesia Católica colombiana. 

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